"Vea usted
don Pedro, precisamente porque la fuerza de las cosas tiende sin cesar a
destruir la igualdad, la fuerza de la Revolución debe siempre tender a
mantenerla: que ninguno sea lo bastante rico para comprar a otro, y ninguno lo
bastante pobre para verse obligado a venderse"
Yo el Supremo, Augusto Roa Bastos
Marina se levanta muy temprano. Agarra un colectivo
en su ciudad a las cinco de la mañana y luego otro que la deja en Asunción para
entrar a trabajar a las siete. Cuando le enseñé el plano que había comprado el
día anterior con los barrios y ciudades colindantes de la capital me dijo que
dónde ella vivía -más allá de Ñemby- no venía en el mapa. Marina limpia dos
bloques de departamentos alquilados a trabajadores extranjeros. Cada día de la
semana combina la limpieza de los departamentos de uno y otro edificio con las
tareas completas -limpiar, cocinar, planchar...- en la casa de la hija de la
dueña. La propietaria de ambos bloques es viuda. Durante el juicio político a Lugo
sale por la tele Tito
Saguier y me cuenta que el difunto marido era hermano del senador. Son una
familia de juristas.
- Saben las leyes pero no hacen las leyes-, me dice Marina.
Marina tiene tres hijos. Su hija mayor es casi una mujer, tiene catorce años. La tuvo muy joven. Con su actual pareja ha tenido otros dos, una niña, que ahora tiene siete años, y el varón -como dice con un puntito de orgullo-, de dos. Marina acaba de trabajar sobre las cinco de la tarde y agarra de nuevo los colectivos que tardarán no menos de dos horas en dejarla en su casa. Para que ella pueda venir a trabajar a la capital tiene que pagarle un 'sueldito' a otra mujer para que cuide de su hijo pequeño.
Antes, Marina trabajaba sietes días a la semana, de lunes a domingo, sin descansos ni feriados. Cuando nació el pequeño, le pidió a su jefa más tiempo para poder dedicárselo pero no accedió y Marina tuvo que dejar el trabajo. Con el tiempo, sin embargo, tuvo que volver. Ahora, sólo trabaja de lunes a viernes pero cobra por días. Ni entonces ni ahora, la dueña de los bloques de departamentos le ha hecho contrato ni le paga ningún seguro médico. Uno de los cargos contra Lugo en el juicio político fue el de “complacencia con la agitación agrícola y fomentar la lucha de clases”.