martes, 26 de junio de 2012

Marina y la lucha de clases


"Vea usted don Pedro, precisamente porque la fuerza de las cosas tiende sin cesar a destruir la igualdad, la fuerza de la Revolución debe siempre tender a mantenerla: que ninguno sea lo bastante rico para comprar a otro, y ninguno lo bastante pobre para verse obligado a venderse"
Yo el Supremo, Augusto Roa Bastos

Marina se levanta muy temprano. Agarra un colectivo en su ciudad a las cinco de la mañana y luego otro que la deja en Asunción para entrar a trabajar a las siete. Cuando le enseñé el plano que había comprado el día anterior con los barrios y ciudades colindantes de la capital me dijo que dónde ella vivía -más allá de Ñemby- no venía en el mapa. Marina limpia dos bloques de departamentos alquilados a trabajadores extranjeros. Cada día de la semana combina la limpieza de los departamentos de uno y otro edificio con las tareas completas -limpiar, cocinar, planchar...- en la casa de la hija de la dueña. La propietaria de ambos bloques es viuda. Durante el juicio político a Lugo sale por la tele Tito Saguier y me cuenta que el difunto marido era hermano del senador. Son una familia de juristas.

- Saben las leyes pero no hacen las leyes-, me dice Marina.

Marina tiene tres hijos. Su hija mayor es casi una mujer, tiene catorce años. La tuvo muy joven. Con su actual pareja ha tenido otros dos, una niña, que ahora tiene siete años, y el varón -como dice con un puntito de orgullo-, de dos. Marina acaba de trabajar sobre las cinco de la tarde y agarra de nuevo los colectivos que tardarán no menos de dos horas en dejarla en su casa. Para que ella pueda venir a trabajar a la capital tiene que pagarle un 'sueldito' a otra mujer para que cuide de su hijo pequeño.

Antes, Marina trabajaba sietes días a la semana, de lunes a domingo, sin descansos ni feriados. Cuando nació el pequeño, le pidió a su jefa más tiempo para poder dedicárselo pero no accedió y Marina tuvo que dejar el trabajo. Con el tiempo, sin embargo, tuvo que volver. Ahora, sólo trabaja de lunes a viernes pero cobra por días. Ni entonces ni ahora, la dueña de los bloques de departamentos le ha hecho contrato ni le paga ningún seguro médico. Uno de los cargos contra Lugo en el juicio político fue el de “complacencia con la agitación agrícola y fomentar la lucha de clases”.





jueves, 21 de junio de 2012

Juicio político

La verdad, imaginaba que me estrenaría en el blog hablando de esas primeras impresiones -a veces, difíciles de describir- que te causan las ciudades cuando aun no tienes lugares de referencia, las distancias se te hacen enormes y todo te resulta extraño, desde el olor de las calles hasta la altura de los bordillos. Pero al llegar a Asunción, lo primero que me llamó la atención es que hubiese tanta policía militar desplegada en uno de los países más tranquilos de América Latina.

Tranquilo, hasta el viernes pasado. Ese día en Curuguaty, al norte del país, hubo un violento enfrentamiento entre campesinos y policía, con el resultado de 17 muertos, 11 campesinos y 6 policías. En los días posteriores, la confusión de noticias ha sido enorme pero lo que está claro es que aquí nadie se cree la versión en la que unos sin tierra disparan a quemarropa sobre policías que iban a desalojarles. Los policías tenían certeros tiros en la cabeza con armas automáticas -ya quisieran esa puntería equipos de élite- y los cuerpos de los campesinos muestran signos, más que de un tiroteo, de haber sido directamente ajusticiados. Sin olvidar que aun hay cerca de cuarenta campesinos desaparecidos.




En el centro del problema, como siempre, la tierra. Y unos sucesos que, con la perspectiva de una semana, parecen la puesta en escena de una coreografía perversa. ¿Complot? Ni idea, pero resulta curioso que todo esto estalle cuando uno de los grandes latifundistas del país es informado de que no puede acceder a los títulos que le daban acceso a esas tierras. A partir de estos hechos, prensa y televisión se alinean con los partidos tradicionales -colorados y liberales- en una campaña de desgaste, culpando al presidente Lugo, no ya de todo lo sucedido, sino de instar a la violencia en el país. Y todo desemboca en la charada de hoy, un golpe de estado institucional para el que -anacronismos tiene la historia...- aquí existe una figura legal: el 'juicio político'.

Durante toda la jornada de hoy no se ha hablado de otra cosa en las calles. Y a lo largo del día se ha ido sumando gente a la concentración en apoyo al presidente frente al edificio del Congreso. La manifestación se ha transformado en vigilia, porque de ahí no tenían intención de moverse en toda la noche, y desde los municipios que rodean Asunción se estaban formado columnas de campesinos que pretenden llegar mañana a la capital para brindar su apoyo al presidente Lugo a la hora en que se esté consumando su, ya dada por hecho, destitución. Lo que nadie sabe es qué pasará en una plaza que se espera abarrotada de gente cuando se comunique la resolución.