domingo, 14 de octubre de 2012

Kuña Aty


Es mi primer 12 de Octubre en Latinoamérica. En España sigue celebrándose esta fecha con parada militar y besamanos de todas las autoridades del Estado al Rey. No me caben en la cabeza símbolos más rancios, y eso sólo en las formas. En el fondo, esta fiesta es la añoranza de un pasado como Imperio, pese a que todo el mundo sabe que aquellas hazañas se fraguaron a costa de la aniquilación y el expolio de pueblos, culturas y territorios. Sin embargo, desde ninguna institución del Estado se ha promovido una reflexión crítica colectiva, sino para una imposible reparación histórica, para dotar de un significado simbólico que asuma, al menos, esa 'página negra' que la celebración oficial parece, obstinadamente, querer obviar.

Panel Inicial. Recoge la diversidad de participantes, la premisa del
'buen vivir' como horizonte y las cuestiones sobre las que trabajar.
Kuña Aty significa 'encuentro de mujeres'. Hoy se celebra el Día de la Resistencia Indígena y a esta jornada -impulsada por el Centro de Documentación y Estudios (CDE) con el apoyo de la cooperación vasca- están convocadas mujeres de diferentes comunidades indígenas, sobre todo, además de mujeres paraguayas, campesinas y urbanas. Esta distinción, que puede resultar chocante, la hacen con absoluta naturalidad, sabedoras las mujeres indígenas de sus especificidades respecto a las paraguayas y conscientes las paraguayas de que las indígenas no suelen sentir lazos de identidad nacionales. El idioma que se utiliza es el guaraní. No sé si habéis caído en la cuenta del fenómeno curioso que se da en Paraguay, pero es el único lugar dónde los conquistadores han adoptado el idioma de los conquistados.

A lo largo de la historia, el poder hegemónico ha ido descubriendo que más útil que someter por la fuerza es subyugar las almas. Así, la nación paraguaya se edifica sobre una conquista amorosa: del encuentro armonioso entre el bravo y valiente hombre blanco y la bella e ingenua mujer guaraní nace ese pueblo mestizo y atlético que es el paraguayo. Más que un mito fundacional es directamente un cuento de hadas que encierra, simultáneamente, todas las pautas de la dominación colonial y patriarcal. Con razón se entiende mejor, desde cosmovisiones del sur, la necesidad de abordar las luchas emancipatorias como una descolonización de cuerpos y territorios.

Mujeres y adolescentes de las comunidades Mby'a y Aché
trabajan en grupo junto a una mujer campesina.
Una amiga me ha invitado a venir al encuentro y me limito a escuchar. Se trabaja en pequeños grupos para dar respuesta a algunas preguntas, desde el para qué de la participación de las mujeres hasta la importancia de su articulación, como mujeres y como organizaciones. Es de agradecer, no sé si sólo por mí, que hagan el esfuerzo de hablar en un castellano que no refleja, seguramente, todos los matices de lo que cada cual quiere contar. Pero en cada cuestión se ayudan y van construyendo un relato que recoge sus experiencias y expectativas comunes. Una de las mujeres del grupo al que me uno es una lideresa Aché. Ella misma reconoce en su caso el desposeimiento de su cultura: lo que ella conoce de su comunidad y de otras, como la Mby'a o la Ava Guaraní (todas de la región oriental), es fruto del estudio que ha ido realizando, pues de niña fue despojada de su entorno y socializada en una cultura ajena.
Puesta en común del trabajo en grupos.
Reclaman cosas tan sencillas como que en sus escuelas sean indígenas de su misma cultura quienes impartan clase. O que los consultorios médicos -allá donde los haya...- dispongan de una atención específica para mujeres indígenas. Ahí la cosa se extiende. Hablar de salud y mujeres es hablar de salud sexual y reproductiva. Sólo en el grupo en el que estoy hay dos adolescentes con sus bebés. Sin ninguna medida de control de la natalidad, estas crías podrían ser madres de una recua dentro de unos cuantos años. Nos cuentan que, tradicionalmente, todas las comunidades indígenas han utilizado yuyos (plantas) como anticonceptivos y abortivos. Los fallos y riesgos inherentes a estos métodos naturales se acentúan cuando se constata que es un conocimiento que están perdiendo las nuevas generaciones. La principal causa de mortalidad entre mujeres de edad fértil en Paraguay son las complicaciones derivadas de abortos mal practicados. Y pese a estas cifras, el aborto sigue penado con cárcel.
Panel de propuestas de uno de los grupos. 
Al hablar sobre la toma de decisiones sobre sexo y reproducción, una mujer campesina dice -muy seria y convencida- que, comparadas con ellas, las mujeres indígenas "son más feministas". Las explicaciones posteriores sobre ciertas costumbres aclaran los términos. La lideresa Aché nos cuenta, por ejemplo, cómo durante el embarazo la mujer puede decidir estar con cualquier otro hombre de la comunidad "porque no es ella sino el bebé el que quiere sexo". El niño o la niña sabrá en el futuro quién es su padre biológico pero cada uno de los hombres con los que su madre tuvo relaciones será responsable de su crianza.
Mujeres de las comunidades Ayoreo y Nivaclé (El Chaco). 
Muchas de las costumbres de las comunidades indígenas ponen a prueba nuestra prejuiciosa moral, modelada por siglos de cultura judeocristiana. Sin embargo, no hay que confundir la libertad sexual de la que han disfrutado las mujeres indígenas con ese otro mito del conquistador, el del Paraguay como 'paraíso de Mahoma'. Las comunidades indígenas de la región occidental levantan la admiración del resto por las duras condiciones en las que viven. A medida que han ido perdiendo sus territorios se han incorporado a los núcleos de población, donde los hombres suelen trabajar semiexplotados en las empresas que gestiona la comunidad menonita, los principales colonos de El Chaco, mientras las mujeres malviven intentando comercializar sus artesanías.

- No nos gusta lo que hacen los menonitas con nuestras hijas-, sentencia una mujer Ayorea, de cuerpo robusto y mirada triste, apoyada en su termo de tereré.

No da más explicaciones ni tampoco nadie las pide. 

martes, 2 de octubre de 2012

A la deriva...


"El poder político asocia la idea de progreso y transparencia
gubernamental con la estética funcional moderna"
Kevin Lynch

"Cualquier ciudad que pretenda ser seria debería quedar
descalificada por la presencia de un shopping"
Beatriz Sarlo


A mediados del siglo XX sólo el 40% de la población de Latinoamérica vivía en ciudades. En la actualidad este porcentaje se ha doblado y se habla de que la transición demográfica está cerrada, es decir, no habiendo ya una fuerte presión urbanizadora hacia la periferia, se ha iniciado el paulatino regreso hacia la 'ciudad construida'. En Asunción, curiosamente, coexisten en el tiempo iniciativas por dinamizar el centro histórico y una excéntrica propuesta de extender la ciudad hacia El Chaco, al otro lado del río. La ribera de Asunción es un tugurio -imaginario y real-, un espacio abandonado física y socialmente, y hay quien ve en estos proyectos una forma de redimirse del parricidio urbano que se cometió dándole la espalda al río, negando el origen mismo de la ciudad.


Plano de la ciudad de Asunción, Azara, 1786. Tomado del blog Asunción Circuitos Culturales.


Dicen que desde su fundación, un poco por casualidad, Asunción es una ciudad a la deriva. Durante la época colonial hace las veces de 'madre de ciudades', sirviendo de centro logístico para el aprovisionamiento de mercancías y población de los nuevos asentamientos urbanos en el interior del continente. Buenos Aires, a la que aquí se mira y admira tanto, le debe mucho a esta ciudad. Con la independencia, el Supremo trata de proteger al país de los intereses extranjeros, elimina los privilegios de la oligarquía españolista, suprime las órdenes religiosas y valida al Estado como único interlocutor del comercio exterior pero, involuntariamente, la nación queda condenada al aislamiento. Esta 'dictadura perpetua' rompe la organicidad de Asunción, que se convierte en estos años en algo parecido a un claustro. La apertura, la modernización y el cosmopolitismo que quiso imprimirle la familia López se vio truncada por la guerra y ahí sigue, sin levantar cabeza... Los cambios iniciados -una progresiva industrialización, una transición paulatina hacia una sociedad urbana- pillaron al país desangrándose entre las dos grandes guerras que marcan su historia reciente. Aunque por razones obvias siempre resuena con más fuerza la Triple Alianza (1864-1870) -fue una guerra imperialista de exterminio contra la autonomía económica de un pequeño país-, habría que tener presente que la Guerra del Chaco (1932-1935) contra la vecina Bolivia, ha sido el mayor conflicto bélico del siglo XX en Latinoamérica, llevándose por delante la vida de más de 90.000 personas. Cuando llega la cara más salvaje del capitalismo lo hace a un medio que sigue siendo eminentemente rural y así es cómo, según un colega de acá, este país saltó directamente de la chacra a la globalización. Y eso se nota.

Diferentes visiones de las calles del centro histórico de Asunción.


Asunción no es una ciudad amable. Es sucia, muy sucia, sucísima. Tengo mi propia teoría -sin ninguna prueba que aportar- y estaría relacionada con esa acelerada transición de modos de vida rurales a unos hábitos urbanos que, entre otras cosas, traen nuevas pautas de consumo y nuevos materiales que la gente sigue arrojando con la despreocupación de quien espera que desaparezcan o sean absorbidos por la tierra como lo han hecho siempre. A esto se une la ausencia de papeleras, o cualquier cosa que se le parezca, y un nulo mantenimiento del viario urbano, lo que obliga a no perder la vista del suelo para ir sorteando basuras y socavones. El coche la vampiriza a lo largo de la jornada laboral y la convierte en un 'no lugar' zombi a partir de las siete de la tarde y durante los fines de semana. La audaz propuesta de un metrobús para conectar los principales ejes de comunicación de la ciudad ha chocado con los intereses de quienes controlan en el país los grandes rubros legales -tierras, agronegocio, medios de comunicación, transporte público...-, por no hablar de los ilegales. No se ha desarrollado aun la conciencia de espacio público como vínculo, identidad y colectivización de rutinas cotidianas y sufre, además, fenómenos parecidos a otras ciudades latinoamericanas.

La Chacarita. Arriba a la derecha, las construcciones más asentadas de la zona alta; abajo a la izquierda, el área inundable afectada por las obras de dragado. Carteles alusivos al desacuerdo de la población con los planes de reubicación.


El centro histórico -al que está unido su historia fundacional- está en profundo proceso de decadencia: sin apenas residentes, es la zona patrimonial más rica de la ciudad pero dónde más se visibiliza la pobreza social. Siguiendo con mis teorías sui generis sin pruebas, no creo que sea casual que haya tanta casa cerrada, tanto local abandonado que ni se alquila ni se vende, tanto vacío urbano porque sí. Le auguro un futuro inminente, como ya les pasara a los centros históricos de otras tantas ciudades, de galopante gentrificación y boutiquización, es cuestión de saber esperar y de que quienes cuentan monedas detrás de esas verjas vean claro el momento... A medida que la ciudad ha ido creciendo han aparecido otras centralidades urbanas, más funcionales y adaptadas a los nuevos tiempos comerciales y financieros. El eje Mariscal López representa en esta ciudad el gran imaginario de lo corporativo, la ciudad global que sueña su conexión con el resto del mundo, aunque sea a base de repetir símbolos. Seguramente, la moda impuesta del ocio mediado por el consumo, privatizado -sólo en el barrio de Villa Morra hay ocho shopping-, tiene mucho que ver con esa muerte agónica del centro histórico de Asunción. Y el fenómeno más inquietante, el desarrollo de barrios que, sin llegar al extremo argentino, funcionan como conjuntos residenciales completamente segregados de los espacios periféricos donde transcurren las vidas olvidadas de cada vez más gente, que acaba adaptándose y adoptando formas de subsistencia al margen de las instituciones.


Zona de dagrado y acondicionamiento para el futuro paseo 'Franja Costera'.En la foto inferior derecha se puede ver el Palacio de Gobierno.


Uno de esos espacios es La Chacarita, sueño o pesadilla entre el agua y la ciudad. Esta franja sinuosa que recorre, más o menos, la zona central de la bahía es un asentamiento histórico cuyos habitantes -tanto por entretenimiento como por supervivencia- nunca perdieron el contacto con el río. Las zonas altas son las más antiguas y dónde habita una población más estable, con fuertes señas de identidad debido, entre otras cosas, al trabajo comunitario que han venido realizando diferentes organizaciones. La parte que podría calificarse 'de emergencia', ya sobre las zonas de crecidas periódicas, sustenta a grupos con menores recursos, sino directamente en situación crítica, procedentes del campo o migrantes urbanos de otros asentamientos más alejados. Y es que, ser la puerta trasera del centro histórico tiene sus ventajas: un enclave privilegiado para ejercer la variada gama de servicios informales en la vía pública. El proyecto conocido como 'Costanera Asunción' quiere devolverle a la ciudad las potencialidades naturales, paisajísticas y de uso público de sus riberas. La idea es una completa renovación urbana de la mano de un paseo costero que sirva de eje dinamizador. El problema es que las mejoras en equipamientos, saneamiento o en la calidad de vida de la población ribereña parecen el pretexto incuestionable para reubicar a una gente que no entra en la agenda oficial del desarrollo y los negocios. Quizá sean meros detalles pero las obras de dragado del río -comenzadas en septiembre de 2010- no han contemplado, de momento, medida alguna para evitar que estas áreas, hoy todavía habitadas, queden anegadas ni para compensar el daño provocado a la Reserva Ecológica Bahía de Asunción y Banco de San Miguel (según la organización conservacionista Guyra, sólo el primer año de obras hizo caer el censo de aves migratorias observadas a la mitad y, en años sucesivos, su presencia ha sido casi testimonial).


Si, en el mejor de los casos, el nuevo eje de la Costanera no levanta un 'muro' de torres corporativas que acaben cerrando la salida natural del centro histórico hacia el río, suponiendo que la renovación urbana consiga tejer un espacio público a la medida de la población y no una mera vía de tránsito motorizado, ¿tendrá Asunción que ofrecer algo más como proyecto urbano que 'consumir más' y 'consumir más ciudad'? ¿Quiénes tendrán verdadero acceso a esa ciudad? ¿Cuál será el perfil humano de ese modelo urbano?...

'La Catedral', de Ignacio Núñez Soler, 1980. Tomado de Portal Guaraní.


Fachada de la Estación de Ferrocarril de Asunción (1859-64), máximo exponente del potencial tecnológico del país a mediados del siglo XIX.


Hotel Guaraní. Inaugurado por Stroessner en 1961 (aun conserva la placa en el hall de entrada), es todo un símbolo que recoge lo mejor de la tradición arquitectónica colonial -su frente de fachada-azotea- con una sobria factura moderna.